LA FÁTIGA DE LA ESPERA

La otra cara del Home Office

Hoy en día se han presentado algunos estudios no determinantes ni con resultados finales, pues aún hay COVID para largo, sin embargo, ya se pueden visualizar y analizar los efectos económicos y, principalmente, sociales, en los cuales ya se presenta una fatiga tangible, que denominaremos la “fatiga de la espera”.

A ocho meses de haberse propuesto el confinamiento como medida preventiva para frenar o disminuir la ola de contagios ante la pandemia mundial del COVID-19, muchas empresas promovieron el trabajo remoto desde casa, a fin de mantener sus procesos administrativos y productivos.

Si bien durante la última década se había impulsado ya la transformación digital en las empresas, no fue sino hasta la pandemia que se implementó y aceleró vertiginosamente, sin una planeación y programas que permitieran la implementación del llamado home office de forma eficiente. Es más que evidente que, actualmente, estamos en el “lugar de trabajo” las 24 horas; no hay pausas, trabajamos todo el tiempo y, como no hay división clara entre el trabajo y el no trabajo, estamos laborando mucho más.

En China, lo sintetizan como la evolución del ’996′ al ’007′. De trabajar de 9 de la mañana a 9 de la noche y 6 días a la semana, han pasado a trabajar desde el primer minuto del día hasta el último, los 7 días. Sumemos a estas horas laborales, la fatiga y estrés del “fenómeno Zoom”. Qué nivel de estrés nos genera estar disponibles las 24 horas del día para las videollamadas, en las cuales debemos mostrarnos limpios, bien vestidos, en calma, sin interrupciones de los hijos, la pareja, las mascotas, el “se compra fierro viejo” o el “tamales calientitos”, sin contar que tengamos una mala conectividad o se caiga la red.

A ocho meses de realizar actividades desde el hogar, las familias están llegando a una situación extrema que genera irritación y malestar. El no tener un esquema establecido de trabajo, ha llevado a muchos profesionales a enfrentar la fatiga y agotamiento, derivado del uso excesivo de las distintas plataformas, ya sea por cuestiones laborales o como única vía para socializar hacia el exterior.

Sin duda este problema de salud pública, se suma a los muchos que hoy enfrentamos luego de la pandemia por COVID-19, pero, sobre todo, derivado de la falta de planeación e implementación de un adecuado manejo de la pandemia, desde todos los aspectos que competen a las autoridades.

Por lo que, se hace un llamado de urgencia a la implementación de estrategias de home office, planificadas e implementadas con una serie de políticas, aspectos de infraestructura, tecnología y prácticas que permitían una adopción eficiente y empática de la “nueva cultura laboral remota”, a fin de apoyar el lado psicosocial del empleado.

Dato importante que nos aporta un estudio de Bumeran (Bolsa de Trabajo), el cual puede sugerir la raíz de la que he denominado “Fatiga de la Espera”, es la división de labores en el hogar, en la cual “se estima que alrededor de 3 millones de profesionales realizan home office en América Latina lo que ha llevado a replantear las dinámicas de convivencia, tanto en el trabajo como en el hogar. En México el 45.43% de los entrevistados aseguró que los roles se mantuvieron igual que antes; 31.43% afirmó que se flexibilizó la asignación de roles en el hogar y el 23.14% asegura que el coronavirus cambió la asignación de roles.

“Este replanteamiento de los roles en el hogar está causando una forma de organización que sin lugar a dudas está teniendo impacto en la productividad laboral en México. En el país el 41.4% de los entrevistados por Bumeran asegura que dedica más tiempo en el día a las actividades laborales, mientras que el 57.23% asegura que pasa la mayor parte del tiempo en labores de limpieza, esto con el motivo de mantenerse alejados del COVID-19.

Sin duda, la situación agrava el fenómeno de la “Fatiga de la Espera”, pues sin una vacuna, rebrote peligroso y en aumento, y sin plazo ni fecha de termino, será complicado continuar nuestra vida en la nueva normalidad. Por lo que, tras escribir este post y luego de revisar varios artículos, concluyo con las siguientes recomendaciones, mismas que también aplico, para sobrellevar este agotamiento:

  1. Busca contacto virtual con familiares y amigos
  2. Reconoce tus esfuerzos, todos son importantes
  3. Habla con alguien o escribe tus pensamientos
  4. Expresa tu afecto a los demás
  5. Cultiva tu espiritualidad a través de la meditación y,
  6. Desahoga tus emociones.

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